Su cuerpo, su aroma y su perfecto equilibrio entre amargor y dulzor dotan a Dorada Especial de un sabor redondo en el paladar. Solo así conseguimos una cerveza que marida exquisitamente con platos de intensos sabores. El tándem perfecto para los paladares más exigentes.
- 1 Cabrito
- Ajos
- Tomillo
- Salvia
- Pimentón ahumado picante
- Chiles chipotles secos
- Pimientas palmeras
- Vinagre blanco
- Vinagre de vino blanco
- Listán negro
- Pimienta negra
- Sal gruesa
- Aceite de oliva virgen extra
Para el tamal
- Harina de maiz
- Mantequilla
- Fondo de millo o agua
- Millo desgranado
- Nata
- Azúcar
- Sal
Por un lado preparamos el cabrito según la receta tradicional pero con matices. Hacemos un adobo con los ajos, tomillo, salvia, pimentón ahumado picante, chiles chipotles secos, pimientas palmeras, vinagre macho, vinagre de vino blanco, listan negro, pimienta negra, sal gorda y aceite de oliva virgen extra.
Introducimos el cabrito y dejamos marinar 24 horas. Transcurrido ese tiempo, sacamos el cabrito y le quitamos todo el embarrado. En un caldero ponemos el adobo a fuego lento y aparte marcamos las piezas de cabrito en aceite de oliva bien caliente junto con unos cuántos ajos con piel. Pasamos la carne al caldero y añadimos el aceite de la fritura. Dejamos cocinar hasta que la carne este tierna e intensa. Refrigeramos, desmenuzamos y reservamos.
Por otro preparamos los tamales. Hacemos la masa mezclando harina de millo, mantequilla, fondo de millo o agua, millo desgranado, nata, azúcar y sal. Cuando se haga todo una pasta mezclamos con el cabrito desmenuzado y parte de la salsa, con cuidado de que no se rompa la emulsión. Hacemos paquetitos con hojas de piña de millo o de plátano, le hacemos un nudo con un hilo y lo cocinamos en olla a presión durante 25 minutos. Despresurizamos y enfriamos al menos durante dos horas y regeneramos al vapor unos 20 minutos. Luego, abrimos los tamales, servimos con el resto de la salsita por encima y le añadimos hierbas aromáticas.