Cuando  Benito  Pérez  Galdós  escribe  Tristana  algo  está  pasando  con  las mujeres en el mundo. En EEUU el movimiento feminista ya había despuntado en  las  calles  de  Nueva  York  en  1858,  con  la  primera  manifestación  de trabajadoras del textil. En Inglaterra las sufragistas peleaban por los derechos civiles de las mujeres, entre ellos su derecho al voto. Sin embargo, la España de finales del siglo XIX estaba a años luz de este despertar. Emilia Pardo Bazán diría, “No existe en España movimiento feminista en ningún sentido”. En España  el  papel  de  la  mujer  se  relegaba  al  hogar  y  no  había  atisbo  de movimiento revolucionario. Mujer madre y sumisa. Hombre fuerte y trabajador. ANA (También a nosotros nos llevará el olvido) es la historia de una mujer que en esta España de los años 60 se revela contra lo que le ha tocado vivir. Es un homenaje a nuestras madres. Por la libertad que habitó y sigue habitando en ellas, respirando y latiendo, viva.

Esta función habla de todas esas pequeñas victorias de las mujeres que nos antecedieron, y también de todas las puertas que aún nos quedan por atravesar.