Situada en la calle Santo Domingo, 26, en La Laguna, se encuentra una pequeña propiedad y acogedora donde se puede encontrar un ritual: El Faracho. Su cocina es sencilla y bien cuidada. Las materias primas son de buena calidad; su servicio, amable y cercano. En su carta, platos tan diferentes y curiosos como los rollitos de manzana y queso con salsa de tomillo limón, los lacitos de almogrote crujiente o los calamares con pesto de perejil y almendras. Y siempre tienen opciones más que sugerencias de cartas como las frescas a la plancha con mojo de cilantro, papas con costillas y piñas, solomillo al ajillo o judías con pulpo. Mención aparte merece su surtido de croquetasPero, sin duda, uno de los platos marca de la casa es el de las alcachofas confitadas con foie y miel. Siempre se puede dejar de llevar a cabo los consejos y sugerencias de José Antonio, su chef y propietario. Los postres también son un acierto: flan de chocolate con avellanas, mus de gofio o polvito uruguayo, postre una base de dulce de leche, galleta molida y nata.